No hay mayor orgullo para un ciudadano, sin miedo a equivocarme, que reconocer el crecimiento profesional de las personas de tu pueblo. Como el niño que has visto crecer y cuando se hace mayor, ves que se ha convertido en uno de los mejores jugadores de cualquier deporte profesional. No solo es un gran orgullo, sino, además es una gran ilusión si este ciudadano es un amigo. Y esta es la cuestión, el crecimiento profesional de un gran gabirro, una gran persona y sobre todo un gran político.
A estas alturas reconocer los grandes retos conseguidos por Javier Aragón a lo largo de nueve años de Alcalde y cuatro de concejal, es algo fuera de toda duda, los gabirros ya lo demostraron con creces, las pasadas elecciones municipales. Javier ha trabajado desde la humildad, como le enseñaron, empezando por sus padres y familiares y terminando por sus compañeros, una humildad que le ha llevado siempre a estar al lado del que mas lo ha necesitado.
Javier hizo de su cargo su vida y de Gabia su casa. Trabajo de sol a sol y de buena tinta es sabido que sufrió en los malos momentos, como disfruto en los buenos que fueron muchos. Javier se equivoco, como todo hijo de vecino, era humano, pero nadie podrá decir que no intento resolver todos los problemas con la cabeza bien alta, con una sonrisa y sobre todo con ideas, ternura y tesón.
Javier tenia una convicción clara y concisa de la política, nunca la usará para el bien mutuo, sino para el bien común, de los miles de vecinos, compañeros y amigos que pasarón por su despacho, los que no pasaron no fue porque Javier les cerro las puertas, sino porque no lo necesitaron, mantuvo la máxima esa de que las puertas de su despacho siempre estarán abiertas. Javier intento siempre, mientras ejerció como alcalde, establecer una relación estrecha, yo diría estrechísima con sus convecinos.
Últimamente lo han comparado con muchos personajes, “El Francés Fino” y un Capitán de barco, ilusos aviadores sin carné, dice una canción de Joaquín Sabina, “más de cien mentiras no dicen una verdad” y me refiero a los pasquines incendiarios que se han repartido por algunos rincones del pueblo, uno firmado y otro sin firmar, por el Partido Popular, uno injuriando y otro manipulando, uno mintiendo y otro insultando, uno insultando y otro mintiendo. Y es que dice el refrán, “Se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.
Yo si lo voy a comparar, Javier sería como un buen torero, que se aprecia a torear en su tierra, nunca rehusó un fuerte embiste y sobre todo, siempre le gusto un buen capotazo. Habrá que acordarse por mucho tiempo de grandes faenas de este gran maestro, piscina municipal, campo de fútbol de césped, centro de salud, adquisición del Torreón y restauración, grandes vías de comunicación y puentes sobre el Dilar, ampliación y mejora de las diversas costumbres de nuestro pueblo, y un gran numero de grandes faenas, dentro de la tierra que le vio nacer, que le vio crecer, casarse, ser padre y le verá ser abuelo, esta tierra, su tierra puede estar orgullosa de que Javier ha sido profeta y trabajador de su tierra.
A estas alturas reconocer los grandes retos conseguidos por Javier Aragón a lo largo de nueve años de Alcalde y cuatro de concejal, es algo fuera de toda duda, los gabirros ya lo demostraron con creces, las pasadas elecciones municipales. Javier ha trabajado desde la humildad, como le enseñaron, empezando por sus padres y familiares y terminando por sus compañeros, una humildad que le ha llevado siempre a estar al lado del que mas lo ha necesitado.
Javier hizo de su cargo su vida y de Gabia su casa. Trabajo de sol a sol y de buena tinta es sabido que sufrió en los malos momentos, como disfruto en los buenos que fueron muchos. Javier se equivoco, como todo hijo de vecino, era humano, pero nadie podrá decir que no intento resolver todos los problemas con la cabeza bien alta, con una sonrisa y sobre todo con ideas, ternura y tesón.
Javier tenia una convicción clara y concisa de la política, nunca la usará para el bien mutuo, sino para el bien común, de los miles de vecinos, compañeros y amigos que pasarón por su despacho, los que no pasaron no fue porque Javier les cerro las puertas, sino porque no lo necesitaron, mantuvo la máxima esa de que las puertas de su despacho siempre estarán abiertas. Javier intento siempre, mientras ejerció como alcalde, establecer una relación estrecha, yo diría estrechísima con sus convecinos.
Últimamente lo han comparado con muchos personajes, “El Francés Fino” y un Capitán de barco, ilusos aviadores sin carné, dice una canción de Joaquín Sabina, “más de cien mentiras no dicen una verdad” y me refiero a los pasquines incendiarios que se han repartido por algunos rincones del pueblo, uno firmado y otro sin firmar, por el Partido Popular, uno injuriando y otro manipulando, uno mintiendo y otro insultando, uno insultando y otro mintiendo. Y es que dice el refrán, “Se coge antes a un mentiroso que a un cojo”.
Yo si lo voy a comparar, Javier sería como un buen torero, que se aprecia a torear en su tierra, nunca rehusó un fuerte embiste y sobre todo, siempre le gusto un buen capotazo. Habrá que acordarse por mucho tiempo de grandes faenas de este gran maestro, piscina municipal, campo de fútbol de césped, centro de salud, adquisición del Torreón y restauración, grandes vías de comunicación y puentes sobre el Dilar, ampliación y mejora de las diversas costumbres de nuestro pueblo, y un gran numero de grandes faenas, dentro de la tierra que le vio nacer, que le vio crecer, casarse, ser padre y le verá ser abuelo, esta tierra, su tierra puede estar orgullosa de que Javier ha sido profeta y trabajador de su tierra.