Hace ya, algo más de dos años y antes de mi operación, pase la semana, sin duda, más dificil de mi joven vida. Me enfrentaba a momentos complicados, una operación muy delicada, y el miedo se asomaba diariamente a mi mente, aunque los beneficios eran infinitos, mi cabeza solo recordaba mis miedos, que no son pocos.
Me dió por escribir, reflexiones absurdas, pensamientos abtrastos, que me hacían más daño, pero sin duda, me tranquilizaban.
Quiero compartir con vosotros una muestra que marca, creo muy bien el bien y el mal en un mismo relato, el miedo a enfrentarme con la pasión de vivir, de obtener nuevos retos, que a día de hoy puedo decir que poco a poco voy consiguiendo, espero que, aunque no se disfrute os haga pensar.
Saber lo que hacer, no es lo mismo que hacer sin saber, cosas diferentes, aspectos de la vida fuera de todas formas, relaciones absurdas y desviadas. Saber lo que hacer, es una afirmación que siempre acaba por sorprenderme, llena de matices más o menos importante, como que tu vida es una mierda, tanto repites una frase que en el fondo acabas creyéndotelo, y en el fondo sabes que es mentira, ¿sabe alguien lo que hacer en cada momento?, yo no, ¡mentira!.
La cabeza repleta de pensamientos fuera de tono, sobresalientes las ideas torpes, que no me dejan ser el superhombre que siempre he creído.
No saber lo que hacer, es signo de agobiamiento intelectual, con ganas de todo menos de nada, con números rojos en entusiasmo y con pérdidas en felicidad. Una felicidad plena, larga y brillante que se rompe y disminuye por la torpeza de caminos con trampas, con viajeros mediocres, caminos nuevos, proyectos nuevos, compañeros de viaje muertos, lastres humanos que no me dejan andar, soñar, vivir. Me ronda la cabeza ideas negras, de dejar esta vida, y dedicar la nueva a soñar de nuevo, a vivir con quien me sume y no me reste, apartar del camino las trampas, los torpes y los mediocres, que no dejan abrirme camino y sacar la cabeza por encima del cuerpo.
Dejar la vida para saber lo que hacer. Acción plena sí, pero ¿satisfactoria?, ¿lograre la plenitud?, ¿lograre la felicidad nueva?, quizás no, pero será una acción nueva de ataque, contra los que no me dejan pensar. Volveré a pensar, a sentir, a amar, volveré a correr sin mirar atrás, si hace falta, volveré a correr con la sonrisa en los labios. Correré, una, dos, tres, las veces que haga falta, toda mi vida estará llena de nuevas vidas, de carreras absurdas, de huidas sin retornos sin querer.
Saber lo que hacer, no es correr por correr, no es huir por huir, no es dejar atrás los miedos que me persiguen es enfrentarme y batallar, batallar siempre, con firmeza, con ideas nuevas, sin apoyos sí, solo y con fuerza.
Ahora empiezo a ver la luz. Saber lo que hacer, hacer las cosas bien, luchar, enfrentarme a mis problemas, sin huir, sin correr, saber lo que hacer con mi vida, es luchar por ella por encima de trampas, ser más listo que mis compañeros de viaje, construir un nuevo camino sin baches, limpio, firme y nuevo, con ideales nuevos, pero con soledad extrema, ¿soledad?, quizás de todos las acciones, estar solo, es lo que más miedo me da, me devuelve el miedo a mi cabeza, no quiero estar solo, quiero luchas, nunca solo. La soledad no la soporto, quiero luchar, nunca solo, prefiero correr, huir, que aferrarme a una soledad extrema.
Saber lo que hacer en cada momento, no sé, pero si quiero luchar a vuestro lado, aunque me cueste la vida.
Me dió por escribir, reflexiones absurdas, pensamientos abtrastos, que me hacían más daño, pero sin duda, me tranquilizaban.
Quiero compartir con vosotros una muestra que marca, creo muy bien el bien y el mal en un mismo relato, el miedo a enfrentarme con la pasión de vivir, de obtener nuevos retos, que a día de hoy puedo decir que poco a poco voy consiguiendo, espero que, aunque no se disfrute os haga pensar.
Saber lo que hacer, no es lo mismo que hacer sin saber, cosas diferentes, aspectos de la vida fuera de todas formas, relaciones absurdas y desviadas. Saber lo que hacer, es una afirmación que siempre acaba por sorprenderme, llena de matices más o menos importante, como que tu vida es una mierda, tanto repites una frase que en el fondo acabas creyéndotelo, y en el fondo sabes que es mentira, ¿sabe alguien lo que hacer en cada momento?, yo no, ¡mentira!.
La cabeza repleta de pensamientos fuera de tono, sobresalientes las ideas torpes, que no me dejan ser el superhombre que siempre he creído.
No saber lo que hacer, es signo de agobiamiento intelectual, con ganas de todo menos de nada, con números rojos en entusiasmo y con pérdidas en felicidad. Una felicidad plena, larga y brillante que se rompe y disminuye por la torpeza de caminos con trampas, con viajeros mediocres, caminos nuevos, proyectos nuevos, compañeros de viaje muertos, lastres humanos que no me dejan andar, soñar, vivir. Me ronda la cabeza ideas negras, de dejar esta vida, y dedicar la nueva a soñar de nuevo, a vivir con quien me sume y no me reste, apartar del camino las trampas, los torpes y los mediocres, que no dejan abrirme camino y sacar la cabeza por encima del cuerpo.
Dejar la vida para saber lo que hacer. Acción plena sí, pero ¿satisfactoria?, ¿lograre la plenitud?, ¿lograre la felicidad nueva?, quizás no, pero será una acción nueva de ataque, contra los que no me dejan pensar. Volveré a pensar, a sentir, a amar, volveré a correr sin mirar atrás, si hace falta, volveré a correr con la sonrisa en los labios. Correré, una, dos, tres, las veces que haga falta, toda mi vida estará llena de nuevas vidas, de carreras absurdas, de huidas sin retornos sin querer.
Saber lo que hacer, no es correr por correr, no es huir por huir, no es dejar atrás los miedos que me persiguen es enfrentarme y batallar, batallar siempre, con firmeza, con ideas nuevas, sin apoyos sí, solo y con fuerza.
Ahora empiezo a ver la luz. Saber lo que hacer, hacer las cosas bien, luchar, enfrentarme a mis problemas, sin huir, sin correr, saber lo que hacer con mi vida, es luchar por ella por encima de trampas, ser más listo que mis compañeros de viaje, construir un nuevo camino sin baches, limpio, firme y nuevo, con ideales nuevos, pero con soledad extrema, ¿soledad?, quizás de todos las acciones, estar solo, es lo que más miedo me da, me devuelve el miedo a mi cabeza, no quiero estar solo, quiero luchas, nunca solo. La soledad no la soporto, quiero luchar, nunca solo, prefiero correr, huir, que aferrarme a una soledad extrema.
Saber lo que hacer en cada momento, no sé, pero si quiero luchar a vuestro lado, aunque me cueste la vida.