Historias Desenterradas, ha sido uno de esos libros en los que te sientes totalmente consciente de que lo que estás sintiendo es verdadero, en el que sufres desde la distancia tan lejana e insalvable, que ni el tiempo largo pasado ha podido hacernos olvidar la lucha, el sufrimiento, la pura sensación de que alguien murió por nosotros y por nuestra libertad. Las Gabias fue azotada duramente por la represión dura, mortal, aterradora, negra de la derecha más fascista de la historia de España, jóvenes socialistas murieron por el único error de decir alto y claro como querían vivir y cómo y cuando querían decidir, eso, señores si es un régimen fascista, antidemocrático y una dictadura sin libertades.
Cuando ahora escucho comparaciones tan poco acertadas de un Ayuntamiento con un régimen dictatorial, confieso la tristeza hacia tantos y tantos socialistas que murieron por eso mismo, luchar en contra de la dictadura. Muchos padres de hijos huérfanos, abuelos que se fueron sin la sensación de lo que es conocer a sus nietos, viudas devastadas, robadas, saqueadas, y a todos les arrebataron la felicidad, sobre todo por pensar diferente.
La izquierda vuelve a pasar dificultades políticas, hemos sucumbido a los mercados en el peor momento de la crisis, era lo que tocaba, pero tampoco hemos sabido informar, hacernos fuertes frente al despierte de la derecha rancia, la información al ciudadano es la base fundamental de la mejor política. La crisis no nos ha superado en nada a los socialistas, si nuestra forma de actuar, estamos a las duras y a las maduras, somos conscientes de las dificultades y por eso trabajamos el doble, pero no hemos sabido llegar a nuestra gente. España es de izquierdas por historia e ideas. Hemos perdido las bases que han mantenido a la izquierda como el partido del trabajador, del vecino, del ciudadano, de la política social, de la política al servicio de la sociedad, de la política como medio fundamental de cambio, de modernidad, de progreso, siempre hemos sido el partido de la calle y eso compañeros la estamos perdiendo.
¡¡Por favor reaccionar!! No dejemos atrás lo que con tanta sangre se consiguió, la libertad, la capacidad de decidir, de equivocarse, de volver a mirar al pasado sin miedo. Estamos estancados, quietos, parados, esperando a una muerte segura y con la sensación de que nadie nos va a salvar de ella. ¿Donde está la izquierda, de la que me enamoré, lloré y sentí, al escuchar tantas y tantas historias pasadas llenas de lucha y sacrificio? Volvamos a la calle compañeros y digamos fuerte y claro soy socialista, soy de izquierdas.
Cuando ahora escucho comparaciones tan poco acertadas de un Ayuntamiento con un régimen dictatorial, confieso la tristeza hacia tantos y tantos socialistas que murieron por eso mismo, luchar en contra de la dictadura. Muchos padres de hijos huérfanos, abuelos que se fueron sin la sensación de lo que es conocer a sus nietos, viudas devastadas, robadas, saqueadas, y a todos les arrebataron la felicidad, sobre todo por pensar diferente.
La izquierda vuelve a pasar dificultades políticas, hemos sucumbido a los mercados en el peor momento de la crisis, era lo que tocaba, pero tampoco hemos sabido informar, hacernos fuertes frente al despierte de la derecha rancia, la información al ciudadano es la base fundamental de la mejor política. La crisis no nos ha superado en nada a los socialistas, si nuestra forma de actuar, estamos a las duras y a las maduras, somos conscientes de las dificultades y por eso trabajamos el doble, pero no hemos sabido llegar a nuestra gente. España es de izquierdas por historia e ideas. Hemos perdido las bases que han mantenido a la izquierda como el partido del trabajador, del vecino, del ciudadano, de la política social, de la política al servicio de la sociedad, de la política como medio fundamental de cambio, de modernidad, de progreso, siempre hemos sido el partido de la calle y eso compañeros la estamos perdiendo.
¡¡Por favor reaccionar!! No dejemos atrás lo que con tanta sangre se consiguió, la libertad, la capacidad de decidir, de equivocarse, de volver a mirar al pasado sin miedo. Estamos estancados, quietos, parados, esperando a una muerte segura y con la sensación de que nadie nos va a salvar de ella. ¿Donde está la izquierda, de la que me enamoré, lloré y sentí, al escuchar tantas y tantas historias pasadas llenas de lucha y sacrificio? Volvamos a la calle compañeros y digamos fuerte y claro soy socialista, soy de izquierdas.