Llevo tiempo sin escribir en mi blog y no por el simple hecho de que no quiero, sino por la simple razón de que no puedo. A veces porque, lo que quiero expresar es más que desasosiegos propios de ripios ignorantes y muchas otras porque mentir no es lo que quisiera y menos en mi portal. Pero claro, hoy es distinto y mis primeras palabras, quiero que sean para todos que he notado en ellos y me han demostrado que no solo somos mercaderes humanos de sentimientos pasajeros, que se marchan en cuanto la carne huele a rancio. No sé si me entienden, pero mejor nunca se puede describir a los que te aman sin nada a cambio.
Cuando uno pasa momentos y situaciones malas, surge efectivamente sensaciones y reflexiones muy profundas que logran transmitirse al ambiente en el que vives y lo dice uno que a leguas se le nota los sentimientos, por cierto algo muy criticado, correcto, pero no compartido, el uno debe de ser fiel a sus sentimientos e intentar erradicarlos de un plumazo al final te hace más vulnerable ante los que te quieren hacer daño. Pero sigamos, reflexionar nunca es malo pero si poco ortodoxo en estos tiempos, sobre todo porque al final si la reflexión cuenta con más o menos adeptos es en donde se va a demostrar la calidad de la cual, no sé si me explico, pero los palmeros al final en los momentos malos sobramos. Y yo sin duda soy uno de esos. No, pero no quiero ir por ahí.
Siete días en el hospital me ha hecho reflexionar o más bien demostrarme a mí mismo que uno vale más que lo percatado, que uno, sin duda no es más que uno. Y quizás sea una contradicción o más bien una afirmación, pero sea lo que sea, la verdad no es dueña de los sentimientos, pero si, de las realidades. En ocasiones practicamos profesiones con bastante ligereza hacía la abstracción total y la lejanía, nos introducimos en verdaderas cloacas saturadas de estiércol y gases nobles, conducimos por carreteras suicidas, con la única sensación de la simplicidad y la poca capacidad de demostrar la rara situación en la que uno se encuentra y la mucha perplejidad que uno demuestra, cuando empieza a ser consecuente con la línea que ha marcado en el camino recorrido.
La amistad profunda aleja lo expuesto, pero atrae imaginaciones que tampoco se aproximan a la felicidad, pero la rozan. He recibido cantidad de llamadas, mensajes de todo tipo, de gente inesperada, de amigos, enemigos, familiares, conocidos, que te hacen fuerte, querido, deseado, amado, pero al final te quedas con una sola imagen, todo pasa y al final la realidad vuelve a introducirte en esa verdadera cloaca imaginaria en donde se practican profesiones simplistas, pero mi vuelta me ha hecho, por lo menos apartarme de esas ligerezas, de la lejanía y sobre todo de la abstracción total.
No hay comentarios:
Publicar un comentario