Una Semana Santa diferente es lo que he tenido este año en comparación con años anteriores. Sobre todo porque este año no he estado en mi tierra natal, Granada, sino que me he marchado a la tierra natal de mi novia, Sevilla y diferente por varios motivos también, uno porque no solo hemos descansado en las vacaciones de Semana Santa, que también, sino que además hemos repartido las invitaciones de nuestra próxima boda en mayo, a los familiares de ella. Ha sido una Semana Santa diferente, porque aparte de vivirla como tal, pasos, cofradías, olor a incienso, nazarenos, etc. He vivido como un sevillano más, costumbres y relaciones con ellos algo más profundas. Más profundas en el sentido de amistad y comunicaciones con los sevillanos, de muy distintas clases, desde jóvenes hasta ancianos. Y te das cuenta de que aunque solo nos encontramos a trescientos kilómetros unos de otros, nos separan grandes diferencias costumbristas y en formas de vivir.
Verán, cuando uno se asoma de lleno a las formas de vivir de una sociedad, te das cuenta de tan hermanos como desconocidos somos. Desde las casas, hasta las formas de vivir en sus interiores, como las sensaciones integrales de sus costumbres, me explico, respiré una inmensa atracción de los sevillanos a todo lo que huele a Sevilla, a sus gentes a sus costumbres, a sus raíces, permítanme que critique un poco, esa falta de disciplina de hermandad con nuestras marcas de identidad granadina. Lo mismo me equivoco, pero con perdón así lo percibo yo.
Y no porque cuando uno entra en una casa Sevillana, lo primero que ve, es una foto de la virgen del Rocío y de la virgen del pueblo en cuestión y una marca clara de que allí vive, uno del Sevilla, o uno del Betis, y no porque esas sean unas claras marcas de identidad, sino porque esas pequeñas marcas demuestran una realidad vital de la sociedad Sevillana, uno, que Sevilla es claramente una provincia que se enmarca en la doctrina católica, dos que Sevilla es claramente socialista y tres, la pasión por el fútbol, en hombres, mujeres, niños y ancianos esta fuera de toda duda. Puntos estos que se maman y se integran en la sociedad desde la infancia, que la pasión por su Semana Santa, sus costumbres, sus marcas de identidad, su fútbol, su virgen del Rocío y sus gentes se vive integralmente desde que se nace, y no hay que ser de la capital, ni de los pueblos del área Metropolitana de Sevilla, sino que es practicada en las mismas proporciones en todas las localidades de la provincia. Granada vivirá eso no lo pongo en duda, aunque yo, por lo menos a veces no siento ese olor profundo a que todo lo que huele a Granada es defendido a muerte por nosotros los granadinos, nos metemos todos y el que pueda que se salve.
Es verdad eso que se dice de Sevilla “pá” los sevillanos y de Sevilla, claro esta y para todos aquellos que hemos sido capaces de convivir por lo menos más de dos o tres días con ellos. Son muy arraigados y muy obsesos con todo lo suyo y sin duda son ciudadanos de primera que arremeten duramente contra lo que dañe o pueda dañar su bienestar y sus creencias y costumbres. Claro, que el que no lo comprenda esto que no vengan, y eso no lo digo yo, sino que es una máxima clara de sus pensamientos.
Verán, cuando uno se asoma de lleno a las formas de vivir de una sociedad, te das cuenta de tan hermanos como desconocidos somos. Desde las casas, hasta las formas de vivir en sus interiores, como las sensaciones integrales de sus costumbres, me explico, respiré una inmensa atracción de los sevillanos a todo lo que huele a Sevilla, a sus gentes a sus costumbres, a sus raíces, permítanme que critique un poco, esa falta de disciplina de hermandad con nuestras marcas de identidad granadina. Lo mismo me equivoco, pero con perdón así lo percibo yo.
Y no porque cuando uno entra en una casa Sevillana, lo primero que ve, es una foto de la virgen del Rocío y de la virgen del pueblo en cuestión y una marca clara de que allí vive, uno del Sevilla, o uno del Betis, y no porque esas sean unas claras marcas de identidad, sino porque esas pequeñas marcas demuestran una realidad vital de la sociedad Sevillana, uno, que Sevilla es claramente una provincia que se enmarca en la doctrina católica, dos que Sevilla es claramente socialista y tres, la pasión por el fútbol, en hombres, mujeres, niños y ancianos esta fuera de toda duda. Puntos estos que se maman y se integran en la sociedad desde la infancia, que la pasión por su Semana Santa, sus costumbres, sus marcas de identidad, su fútbol, su virgen del Rocío y sus gentes se vive integralmente desde que se nace, y no hay que ser de la capital, ni de los pueblos del área Metropolitana de Sevilla, sino que es practicada en las mismas proporciones en todas las localidades de la provincia. Granada vivirá eso no lo pongo en duda, aunque yo, por lo menos a veces no siento ese olor profundo a que todo lo que huele a Granada es defendido a muerte por nosotros los granadinos, nos metemos todos y el que pueda que se salve.
Es verdad eso que se dice de Sevilla “pá” los sevillanos y de Sevilla, claro esta y para todos aquellos que hemos sido capaces de convivir por lo menos más de dos o tres días con ellos. Son muy arraigados y muy obsesos con todo lo suyo y sin duda son ciudadanos de primera que arremeten duramente contra lo que dañe o pueda dañar su bienestar y sus creencias y costumbres. Claro, que el que no lo comprenda esto que no vengan, y eso no lo digo yo, sino que es una máxima clara de sus pensamientos.
1 comentario:
Como sevillana solo puedo decirte... Olé!
Aunque esa pasión por la virgen del Rocío no la tengamos todos por eso de que no es de Sevilla, supongo.
Me alegro que te gustara y te sintieras cómodo.
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